martes, 22 de octubre de 2013

A las pe emes.

A veces me cuesta explicarte que no se han acabado esos amaneceres desnudos. A veces tampoco tengo ganas de darte tanta palabrería para que sea el advenimiento el mejor instructor sobre lo que se viene. Pero es que no entiendo como no me avalan tantos viajes al psicotrópico, tantas medias rotas y olvidadas, cada uno de los compases de esas canciones que nos unieron.

Me desperté una mañana entre su pelo lacio y rubio, entre su calor y sus brazos asidos a mí. Me desperté otra mañana pegada al techo que ya es mi amigo, entre sangre y perfumes químicos. Le seguió un cigarro, que se transformaba la energía en recuerdos sonoros. Le siguió una coca-cola de sospecha cancerígena, y un café con leche. If you like your coffee hot, let me be your coffee pot. 

Eres pura magia concentrada, puro agobio listo para dar. Eres mi diario secreto, mi pañuelo, mi medio de transporte favorito. Mis muletas, mi silla de ruedas, mi madre, mi hermana y mi novia. Eres tanto que no quiero explicar nada. Eres tan rubia y lo sabes.

A veces me cuesta hacerte saber que todo lo que te he dicho es verdad, a veces me cuesta contarte cualquier cosa. A veces me gustaría desaparecer para todos, pero siempre acabas haciéndome salir de mi misma aunque sea contra mi voluntad. Pero es que no entiendo como derribas cada barricada que me monto, cada una de las excusas que me busco.

Ven a Madrid en un descuido, haz cosas mientras yo te miro. Mientras, te regalo cada martes un fascículo de lo que te prometí. Simples palabras sin valor de la morena azul. Imaginate el final.
Meghan Howland 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario