jueves, 18 de septiembre de 2014

frío.

Hace frio en los pies, hay humo en mis labios; sueño en mi córnea y sosiego. Y maldigo las eras de los hombres que han vivido antes que yo; tengo bastante efectivo, tabaco y horas. Y maldigo cada sentimiento que me dispara en la cabeza, me inundo en dorada colonia que trajiste ayer en forma de vida. Nadie tiene agallas, de como la soga se aprieta al cuello, sólo de pasada en conversaciones con café. Los culpo a todos. Ansiedad, y rebuscando a oscuras araño las sustancias que me gustan y me hago creer a mi misma en Dios. Lo miro por encima del hombro porque tu me haces inmortal, apareces despeinado en cada línea que leo. Eres un mayúsculo, mucho más que más; mi despertar, crujidos de huesos y montones del ti, que me gusta a mí. Y yo, me dejo divinizar por la inmensa sonrisa de tus cansados ojos, de la eternidad que hay en ellos. Me acurruco, me tapas, me duermo.

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