Me dispongo a describir la paz que de esparce como el humo, la niebla; la paz de haber terminado un ciclo y comenzado otro diferente, su virtud radica en la disimilitud del futuro. Esa apacibilidad de las sábanas blancas cuando refresca en verano, la que se refleja en la u de tus labios con un aprobado. Me dispongo a describir la paz que nunca supimos mantener más de un instante seguro, cálido y tranquilo. Esa paz de tus ojos cualquier madrugada de un sábado naranja de esos que comienzan a llenar vacíos, de penumbras matutinas y roces que intimidaron.

No hay comentarios:
Publicar un comentario