Te me haces jazmín en verano, me escapas como un libro terminado, seco como la lluvia tras el tiempo. Y casi rozo tus brazos, te saboreo o te revuelvo el pelo. Se me hace raro, sentirme encerrada entre Castillas y soñando con el sur. Contándome historias de consuelo, de otros turistas raros en esta Antártida sin dueño. Sin tu cura soy una vida sin amigos, una fiesta sin cubatas, un abrigo sin forro que me proteja de los frios, de hondonadas inesperadas, de la umbría de estas montañas cercanas al sol.
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