domingo, 12 de noviembre de 2017

no soy el polvo


dios es un amuleto
enterrado en los confines, 
roto y oxidado,
mi fe es para mis fines.

Me aterra que bien por olvido o por descuido me haya yo quedado allí con el. Ahora la boca me sabe a tierra y estoy entumecida en esta parálisis autoimpuesta, quiero morir y solo consigo sentirme la vida. Arañándome, frustrada gritándome -sal, me hace sangre.
No quiere suspiros, ni sollozos tontos, ni desaires, 
de ningún tipo porque está cansada de esperarme,
a que me decida, me aburra o que mi inmundicia estalle. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario